
Édgar Fidencio Muñoz Ruiz nació y creció en el corregimiento de San Lorenzo, en la zona rural de Bolívar (Cauca), un territorio montañoso y de difícil acceso. Allí vivió hasta los nueve años, cuando decidió aventurarse en busca de nuevas oportunidades laborales en Huila. Para entonces, en 1970, trabajaba como recolector de café y quería aprovechar su habilidad en otra región del país.
Según la investigación humanitaria y extrajudicial de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD) de la JEP, Édgar Fidencio falleció en 2009 en hechos relacionados con el conflicto armado en Planadas, Tolima. Aunque su cuerpo fue identificado en su momento por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, no pudo ser entregado a sus seres queridos y fue inhumado en el Cementerio Central de Neiva, donde permaneció hasta 2024.
Su cuerpo fue recuperado por el equipo forense de la Unidad de Búsqueda como parte de su labor humanitaria y en cumplimiento de la medida cautelar ordenada en 2021 por la Sección de Ausencia de Reconocimiento de Verdad de la JEP.
Esta decisión protege el Cementerio Central de Neiva, en respuesta a las solicitudes de organizaciones de víctimas del conflicto armado, que presentaron informes y pidieron intervención en este camposanto.
Después de 54 años, esta comunidad del sur del país revivió la esperanza de encontrar a quienes desaparecieron sin dejar rastro por acciones relacionadas con el conflicto armado interno. La desaparición no es un hecho del pasado.
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